Retrospectiva: Obama hace reverencia y recompensa a sus amos sionistas

Ali Abunimah
The Electronic Intifada/SoTT.net
Traducido por el equipo de Señales de los Tiempos
16/07/09

El 13 de julio, el Presidente Barack Obama recibió en la Casa Blanca a 16 líderes de las organizaciones pro-israelíes más prominentes. La reunión fue un esfuerzo por mitigar las preocupaciones judeo-americanas sobre la presión estadounidense a Israel para congelar los asentamientos en la Cisjordania ocupada.


El Presidente estadounidense Obama en la Oficina Oval “presiona” al Primer Ministro israelí Netanyahu al otro lado del teléfono. Junio 2009 (Pete Souza/White House)


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Un participante sostuvo que en el pasado, todo progreso hacia la paz solo se logró cuando no había “acuerdos” entre las posiciones estadounidenses e israelíes. “No estoy de acuerdo”, contestó el presidente, según un testigo, y señaló que durante ocho años de la administración Bush, no hubo “acuerdos” entre los Estados Unidos e Israel, y no se logró nada.”

Obama reafirmó su compromiso para alcanzar una solución del conflicto árabe-israelí y destacó el breve lapso de tiempo y la especial oportunidad que tenía para lograrla, dados sus esfuerzos de acercamiento hacia los árabes y los musulmanes.

Todo esto reforzará la fe de aquellos convencidos en que las políticas de Obama marcan un cambio decisivo con respecto a sus predecesores, una ruptura en la relación israelí-estadounidense, y el logro de lo que ha esquivado a todos los demás: una solución viable de dos estados y de acuerdo mutuo.

Obama ha insistido sistemátiamente en su creencia de una relación israelí-estadounidense inquebrantable. Teniendo en cuenta sus actos y palabras hasta el momento, hay pocas razones para dudar de él. Pero a menos de que esté preparado para presionar aún más a Israel, mucho más allá de lo que cualquiera hubiese proyectado públicamente, su iniciativa de paz tiene insignificantes probabilidades de éxito.

Durante meses, la atención se ha centrado en la exigencia de Obama de que Israel acepte un cese completo de la construcción de asentamientos, incluyendo el pretexto del “crecimiento natural”. Fue durante un congelamiento similar a principios de los 90s que Israel construyó miles de viviendas de colonos en territorio ocupado. El optimismo árabe y la ansiedad israelí se intensificaron debido a las repetidas declaraciones de Obama y de su enviado especial al Medio Oriente de que esta vez querían una suspensión total.

Aún así, la firmeza muestra signos de erosión. Los informes de la prensa israelí han hablado de que se estaría formando un “compromiso” en el que Israel estaría autorizado a terminar la construcción de miles de viviendas ya planificadas. Aunque estos informes fueron desmentidos por EEUU, varios participantes de la reunión en la Casa Blanca dijeron que Obama aludió a la preparación de un compromiso no especificado.

Cualquier cosa menor al cese total de la construcción de asentamientos será un logro para Israel. Lo importante no es el número de unidades que los Estados Unidos puedan aprobar, sino el principio de que esta administración, como sus predecesoras, permitirá la colonización ilegal de Israel. Una vez que ese principio se establezca, Israel podrá presentar más “hechos consumados” y construir a voluntad.

E incluso si Israel acepta un cese verificable, los Estados Unidos han estructurado el asunto como un quid pro quo (Nota del T.: “algo por algo”), en el cual Israel no está obligado a hacer nada sin recibir una recompensa a cambio. El presidente ha hecho un llamamiento a los estados árabes para normalizar sus relaciones con Israel, si Israel congela sus asentamientos, incluyendo el abrir misiones diplomáticas y permitir los sobrevuelos de los aviones del EI AI (no olvidemos que cuando estaban en camino a bombardear el reactor nuclear de Iraq en 1981, los aviones de guerra israelíes se habrían identificado falsamente como vuelos comerciales). Dado que la parte árabe cuenta con poco apoyo, este se vería totalmente desarmado si concediera cualquiera de esos gestos a cambio de tan poco.

Los asentamientos de Israel violan numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y de la Cuarta Convención de Ginebra. Israel ya no debería ser recompensado por terminar la construcción de los asentamientos, lo cual debería haberse hecho con Iraq por retirarse de Kuwait, después de haberlo invadido en 1990. Mientras que Irak está invadido por los Estados Unidos y es asolado por la guerra, todavía está pagando anualmente a Kuwait miles de millones de dólares en compensación por una ocupación de siete meses que terminó hace casi dos décadas, los Estados Unidos están ofreciendo recompensas a Israel no por terminar una ocupación de 42 años, sino meramente por dejar de cometer algunos crímenes.

Esto solo podría ser descrito como una ganancia neta para Israel, especialmente dado el hecho de que el proyecto de colonización está llegando a su conclusión natural. Ya hay 500,000 colonos en Cisjordania, los cuales ocupan con su infraestructura más de un 42 por cierto del territorio. Nada de lo que ha dicho Obama indica que se esté desviando de la política de sus predecesores de reconocer estos hechos y exigir que los palestinos acepten que se deje a Israel conservar los asentamientos ya construidos.

Mientras que toda la atención está concentrada en el cese, Israel mantiene su asedio en Gaza – a pesar del llamado de Obama a suavizarlo – y sigue construyendo el muro de Cisjordania cinco años después de que la Corte Internacional de Justicia ordenara derribarla. Por su parte, los Estados Unidos siguen socavando las posibilidades de una reconciliación interna de Palestina, y por consiguiente de negociaciones creíbles, al alimentar la guerra civil latente entre las milicias palestinas respaldadas por los Estados Unidos y las facciones de la resistencia encabezadas por Hamas.

Por fuera los israelíes pueden estar llorando por la “presión” estadounidense pero por dentro deben estar sonriendo tranquilamente.

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