Crisis se extiende a nuevos sectores en Estados Unidos y Europa

Martin Khor
Red del Tercer Mundo/Rebelion.org
05/03/08

Ha habido tantos informes sobre la situación en Estados Unidos que causó sorpresa leer el sábado pasado que sólo el cuarenta y cinco por ciento de los economistas que trabajan empresas creen que este año habrá recesión. En general, pronostican un crecimiento económico lento de 0,4 por ciento en el primer trimestre de este año, que subirá a uno por ciento en el segundo, para llegar a 2,8 por ciento en el tercero y el cuarto trimestres.

Un par de trimestres de crecimiento lento en realidad sería un alivio, teniendo en cuenta recientes pronósticos más sombríos.

Por otro lado, en la última semana también hubo noticias preocupantes que demuestran que la crisis financiera se extiende a otros sectores.

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La crisis comenzó en el sector de hipotecas inmobiliarias subprime (de alto riesgo) en Estados Unidos. Luego se esparció a numerosos bancos norteamericanos y europeos, que habían invertido en instrumentos financieros vinculados al valor de esas hipotecas.

Algunos de los bancos más grandes del mundo, como Citigroup, Merrill Lynch, UBS, Morgan Stanley y HSBC, perdieron muchos miles de millones de dólares y algunos tuvieron que recuperar sus balances con masivas inyecciones de capital, principalmente a través de fondos soberanos (fondos de inversión controlados por los gobiernos) de Medio Oriente y Asia.

Luego la crisis se extendió a empresas de otros sectores. Hace dos semanas se informó que una gran compañía aseguradora de bonos estaba en graves problemas. Financial Guaranty Insurance Company (FGIC) perdió la calificación triple A (la máxima) que tenía sobre su crédito, debido a garantías que había hecho sobre títulos estructurados. Esto dio pie a serios cuestionamientos acerca de si podría cumplir sus obligaciones sobre los 220.000 millones de dólares de bonos municipales que también había garantizado.

Los reguladores de Nueva York han intentado impedir una crisis de los bonos municipales, que aumentaría los costos de financiación para los prestatarios municipales de Estados Unidos. Varios bancos que compraron seguros a FGIC sobre títulos respaldados en hipotecas y obligaciones de deuda colateralizadas seguramente enfrentarán más pérdidas.

La semana pasada, el New York Times y el Wall Street Journal informaron de otra posible crisis en el gigantesco mercado de los valores que aseguran contra los riesgos de crédito de las empresas, conocidos como "transferencias de riesgo de crédito".

El 17 de febrero, el New York Times explicó cómo funciona este mercado. Las transferencias son una serie de instrumentos financieros nuevos que supuestamente cubren las pérdidas de bancos y titulares de bonos cuando las empresas incumplen sus deudas. Los mercados de esos bonos han crecido enormemente, de 900.000 millones de dólares en 2000 a más de cuarenta y cinco billones, o el doble del tamaño de la bolsa de valores de Estados Unidos.

En un seguro de riesgo de crédito, un inversionista de bonos empresariales procura protegerse (compra un seguro) contra el riesgo de un título que posea, o un especulador (que no es titular de la acción) utiliza la transferencia para apostar a la salud de la compañía. El vendedor del seguro es un banco o una firma aseguradora o un fondo de cobertura que recibe una prima del comprador del seguro y promete pagarle en caso de que él no cumpla su deuda. Pero este vendedor a su vez asigna el contrato de seguro a otra parte que puede asignarlo a otras partes, y así sucesivamente. El problema es que si ocurre un incumplimiento, el comprador del seguro puede tener dificultades para rastrear quién tiene el contrato en ese momento y, por lo tanto, es responsable de pagarlo.

El artículo concluye que a medida que se sucedan los incumplimientos y se desencadene el proceso, quedará de manifiesto quién ha hecho bien las cosas y quién no.

El problema de la transferencia de crédito fue explicado con más detalle por el Wall Street Journal en su edición del 22 de febrero: "La restricción financiera mundial se extiende a inversiones vinculadas con el mercado de deudas empresariales, bajando el valor de los contratos que brindan seguro contra incumplimientos y señalando que es una de las primeras veces que la deuda de las grandes empresas se ha visto afectada por la conmoción". Añadió que los inversionistas en transferencias de riesgo de crédito están cada vez más preocupados por los temores sobre la economía mundial.

Varios índices le siguen la pista a las pérdidas, vigilando el costo de la compra de seguros de bonos emitidos por ciento veinticinco grandes empresas. Dos de los índices se han duplicado desde el comienzo del año, lo que significa que los inversionistas que vendieron este seguro sufrieron pérdidas.

"Los movimientos de los índices podrían resultar profecías que tienden a cumplirse por su propia naturaleza, provocando grandes pérdidas para los inversionistas y haciendo aún más difícil que individuos y empresas pidan dinero prestado", dice el Wall Street Journal. "A la ansiedad se suma que los analistas sólo pueden adivinar el volumen de las inversiones vinculadas a los índices, quién las tiene y qué tendría que ocurrir para que se desencadenara una liquidación generalizada".

A partir del 21 de febrero, el costo anual de cinco años de seguro contra el incumplimiento de 10.000 dólares de bonos sobre el índice CDX (que sigue la pista de empresas norteamericanas) aumentó de 80.970 dólares a principios del año a 152.000. El costo de 10 millones de euros de seguro sobre el índice iTraxx (que monitorea el costo del seguro de ciento veinticinco emisiones de deuda por empresas europeas) aumentó de 51.320 euros a principios del año a 123.750.

Un aumento en el costo del seguro significa una pérdida para los inversionistas que venden seguros, porque la única forma de salir de esas inversiones es comprar otra póliza de seguro para reemplazar la que vendieron en primer lugar.

"Aún sin que haya mayores incumplimientos, los movimientos de los índices pueden causar grandes estragos, desencadenando una espiral a la baja en la cual el proceso obligado de desenmarañar los complejos productos de inversión provoca pérdidas aún mayores para los inversionistas y aumenta el costo de los seguros, lo que a su vez elevaría finalmente los costos de los préstamos para las empresas en todo el mundo", dice el Wall Street Journal.

Con este tipo de crisis financiera extra en puerta, la predicción de que no habrá crisis este año en Estados Unidos podría ser demasiado optimista.

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